jueves, 17 de febrero de 2011

...2010 in Review. The Music (Part 3)

Y les llegó el turno a las damas. Por fin, pasamos a repasar los mejores trabajos presentados por solistas femeninas el pasado 2010.  Mucho que comentar al respecto, así que empecemos:

2010 en Resumen. La Música. Parte 3: Mejores Artistas Solistas Femeninas.



Aquí las tenemos, las quince mujeres que definen mi 2010 musical. También las tenemos de múltiples nacionalidades y de muy variados estilos musicales, la mayoría de ellas aportando obras muy arriesgadas y personales, o marcando un giro en su carrera.  Hay algunos álbums que, puede que no sean perfectos, ni el mejor ejemplo de creatividad por parte de quien lo firma, pero todos ellos son profundamente interesantes, muy dignos de análisis, un paso en la carrera de una artista que merece ser tenida en cuenta. Antes de empezar con el ranking, quería comentar dos cosas: la primera, que esta categoría no llega a tener su sentido completo sin antes nombrar a Lady GaGa, que aunque su The Fame Monster sea de 2009, el suyo ha sido el trabajo que ha marcado este año, ya sea comenzándolo con Bad Romance y Telephone, continuándolo durante el verano de Alejandro y acabándolo con su épica gira de conciertos. Segundo, que la decisión sobre las tres primeras posiciones ha sido muy dura, los tres discos son de las mejores aportaciones del año en general, pero al final me he tenido que decidir por un orden, y ha sido el siguiente:

Cinco menciones de honor (puestos 15-11)

Nº 15: Goldfrapp, Head First.Puede que sea de los pocos en el mundo, visto el desastre comercial que supuso, que considere Seventh Tree, anterior disco de Allison Goldfrapp, probablemente el mejor de su carrera, ya fuera por lo abstracto de su concepto, sus melodías evocadoras, la posibilidad de descubrir a una Goldfrapp delicada, con mucha sensibilidad... El caso es que me cautivó como nunca lo había hecho. Sin embargo, aprendida la lección, vuelve con este Head First, un disco hedonista de principio a fin, que la cantante venía deseando porque quería "directos más divertidos". Seguro que lo ha conseguido, pues su nuevo trabajo es una celebración del espíritu glam, del frenético ritmo de las legendarias discotecas de los años ochenta, sin renunciar ni un ápice a la melancolía por aquellos tiempos. Y no es un disco hecho para recuperar al público como sea, es un disco-divertimento hecho con respeto y profesionalidad, que refleja el gran momento que atraviesa la cantante. Lástima que haya quedado como un disco más dentro de la tendencia al "ochentismo" que vive ahora la música, pues canciones como Rocket o Believer son muy reivindicables. Un disco de Goldfrapp siempre es motivo de celebración, y este pide que no pare nunca la fiesta,casi con la misma intensidad que lo hacía en su mayor éxito, Supernature. Pero un sevidor echa de menos el filón abierto en Seventh Tree.


Nº14: Christina Aguilera, Bionic. Pregunta del millón: ¿qué es exactamente Bionic, de Christina Aguilera? Es un disco sobre su reciente maternidad, un CD futurista, un álbum urban, electrónico, de baladas... Desde luego, Bionic es un auténtico lío indescriptible e inclasificable. Y esto es lo que se la juega a Christina en su nuevo trabajo: su falta de coherencia, que podría haber funcionado si pretendiera habe hecho alguna suerte de locura caótica, pero ésta le ha salido sin quererlo y el resultado se ve aquejado de una falta de entidad propia, siendo más bien un conjunto de canciones que funcionan de desigual manera. Todas las alusiones a la maternidad, por ejemplo las aniquilaría de este disco, las voces de niños que van y vienen son insufribles y muy molestas, y las canciones en las que pretende ser sensual son bastante hilarantes. Pero sin embargo, cuando se pone gamberra, la Aguilera se marca unos verdaderos momentazos: ahí están Woo Hoo, Elastic Love, Bobble Head (relegada a la categoría de bonus track), My Girls o I Hate Boys, y es en estas canciones donde se atisba lo que el disco quería ser. Porque en esas canciones se percibe ese punto "bionic" del disco, y están verdaderamente conseguidas, gracias en parte a grandes colaboraciones con Peaches o Nicki Minaj. Por otro lado, las canciones que compuso para la ocasión la sin igual Sia son preciosas, ahí encuentra la Aguilera su propia voz, su sensibilidad, dándonos momentos de auténtica emoción en You Lost Me o en la que probablemente sea la mejor canción de todo el disco: I am. Sin embargo no creo que lleguen a cuajar con el concepto del álbum, aunque desde luego son muy bien recibidas. En resumen, puede que quede la impresión de que estemos ante un disco que no sepa adónde va, pero pese a sus irregularidades es un disco altamente disfrutable, que llega a alcanzar destellos de genio. Y a mí, personalmente, me da pena el año que ha tenido la diva, en el que no ha levantado cabeza (fracaso de disco, cancelación de gira, equivocaciones con el himno en la Superbowl y sus subsiguientes abucheos...), cuando en lo estrictamente profesional, no tendría que haber sido tan desastroso.


Nº 13: Corinne Bailey Rae, The Sea. No sé vosotros, pero yo he escuchado y todavía escucho, Put Your Records On, me parece una canción genial que enseguida me pone de buen humor, y me descubrió una voz preciosa... Pero nunca pensé en su intéprete como en algo más que en cantante de un solo éxito. Un segundo disco, a pesar del éxito del primero, me parecía impensable. Y sin embargo aquí estoy, comiéndome mis palabras, porque la señorita Bailey Rae sacó a comienzos de año un disco precioso, caracterizado por una honestidad que desarmaba. Y es que resulta imposible relacionar su trabajo con la muerte de su marido antes de que el disco viera la luz. Y en efecto, nos encontramos con canciones que hablan de encontrar la belleza en las dificultades de la vida, así como con baladas que desnudan el alma de la artista sin en ningún momento pecar de sensiblera o apelar a la lágrima de quien la escucha, simplemente se muestra ella, sincera y honesta. Y esos momentos hacen el disco grande, así como resulta fascinante ver a su preciosa voz juguetear con el jazz e incluso con el pop, logrando canciones de gran frescura. Y como siempre, comprobar que su voz está hecha para los ritmos cercanos a la bossa es siempre un placer. Pero a mí lo que me sigue embriagando es el comienzo de este disco, con ese Are You Here, que nos sumerge en sus interrogantes y que creo que resume a la perfección su obra: discreta y contundente, suplicante, llena de dudas, pero más madura que nunca. Para mí una grata sorpresa, comprobar que Corinne tenía, en efecto, mucho más que ofrecer que aquella canción que la hizo famosa.

Nº 12: Sade, Soldier of Love. Mucho se echaba de menos a esta exótica cantante de voz de terciopelo que llevaba una década sin dar señales de vida profesional. Y de pronto volvió, y por la puerta grande, con un single que daba título a su nuevo disco, y que se mostraba oscuro, hostil, duro, muy hijo de su tiempo, rebelde. Una vez escuchado el álbum en su plenitud comprobamos que la amenaza era solo parcial y apenas volvía en dos canciones más, y aunque eso me decepcionó en una primera escucha, debo reconocer que es un disco al que volver, porque nos trae de vuelta a lo que más adoramos de Sade, pero sin acomodarse en lo que sabía hacer, y adaptándose a las circunstancias, conservando en absolutamente todas las canciones eso del "muy hijo de su tiempo".Soldier of Love nos muestra como suena la calidez de Sade en el siglo XXI, y suena con todo el afecto y la atracción de siempre... Pero como siempre manteniendo las distancias, sin dejar de ser esa cantante-esfinge que guarda sus  secretos para sí. Conservando intacta esa pose misteriosa que hace sus discos tan cercanos y difusos a la vez. Y eso es precisamente lo que la hace tan atractiva, y que una vez conocidas su reglas del juego, a los espectadores no nos queda otra que rendirnos a la sabiduría y la ternura de su voz. En concreto, ese Babyfather tan emotivo en el que, como siempre, no abandona la mordacidad de su sentido del humor, Al fin y al cabo, sigue siendo una tipa dura.

Nº 11: Glasser, Ring. Casi casi en el fin de año conocía yo casi por casualidad la existencia de Cameron Mesirow, nombre real de Glasser, mujer orquesta detrás de este magnífico Ring, un disco de connotaciones casi místicas, muy espiritual, en el que este nuevo genio se valía de sonidos étnicos para crear auténticos cánticos propios casi de embrujos y encantamientos, conseguidos gracias a su magnética voz. Y es curioso que esta premisa tan trascendente conecte tan estrechamente con nuestro yo más elemental. Genial por parte de Cameron Mesirow su aportación electrónica a lo que en el fondo no deja de ser folk, resultando la mezcla no solo inusual, sino muy sugestiva. Poco más voy a poder añadir, porque sigo descifrando los sonidos de este Ring que me tiene fascinado, pero os aseguro que la aventura es muy gratificante, siendo la principal recompensa el descubrimiento de un talento indiscutible.

Top Ten.  A las puertas de la gloria (Puestos 10-6).


Nº10: Najwa, El Último Primate. Sí, con este disco, Najwa se atrevió por fin con el español. Pero eso acaba siendo anecdótico cuando lo que presenta es un trabajo tan lleno de lecturas como este último primate, que no es sino álbum conceptual, cargado de simbolismos e imágenes poderosas por su fuerza plástica y sensorial. Eso es El Último Primate, una advocación a nuestros instintos primarios, a los sentidos, a nuestra parte más animal. Un disco que contiene una violencia a la vez sexy y tenebrosa, y que nos presenta a una Najwa nunca antes vista, muy primaria y elemental, muy sexy y tenebrosa como esa violencia, encantada del descubrimiento de su lado más animal. Sus canciones sugieren pasiones desbocadas y totalmente desmedidas, pero a la vez llena de esa poesía que siempre lleva implícita la naturaleza salvaje en la que se mueve Najwa, constantemente acompañada de metáforas y alegorías que tienen a los animales como protagonistas, así como a la propia anatomía, y a las fuerzas superiores. 


Nº9: Kate Nash, My Best Friend is You. Tras un disco arrollador, repleto de canciones gloriosas como es ese Made of Bricks, Kate volvía a sonar con un trabajo que intentaba enfrentarse a la larga sombra que proyectaba su álbum de debut, así como a la caterva de artistas similares, pretendidamente independientes en el sentido "Lily Allen" del término. Difícil lo tenía, y aunque podría parecer que no lo consiguió viendo que el público le ha dado la espalda y que algunos sectores de la crítica continúan sin tomársela en serio, nada más lejos de la realidad: haciendo gala de su descaro habitual, de una exagerada honestidad y de mostrarse tal y como es de forma absolutamente excesiva, Kate Nash ha conseguido no solo un álbum más que digno, sino lleno de humor hiriente y sin abandonar nunca la autoparodia. Un disco repleto de crítica a los hipócritas modelos sociales, de alegres y frenéticas canciones que esconden (o quizá no tanto) una tristeza y una soledad únicas, así como lentos poemas de amor simplemente preciosos. Made of Bricks era insuperable, pero este My Best Friend is You es un digno sucesor que retoma su particular sonoridad y ese mundo tan especial que es el nuestro visto por los deslenguados ojos de Kate Nash.


Nº 8: Duffy, Endlessly. Una tónica muy habitual en este año, ha sido la del menosprecio a segundos discos de artistas que triunfaron mundialmente con su primer trabajo. Esto ha provocado que muchos discos hayan sido consumidos y olvidados sin pararse a sentirlos. Este ha sido también el caso de Duffy, a la que por cierto, también le costó llegar a convencer a los críticos de turno que su Rockferry era magistral. Y ahora que ya lo ha hecho, nos regala este precioso Endlessly... para indiferencia del gran público que la encumbró y desdén de esos críticos a los que tanto le cuesta conquistar. A mí me conquistó al poco de escuchar su inconfundible voz sedosa, perteneciente a otro tiempo, al que también pertenece su música y su modo de bailar, un tiempo que añoro sin haber vivido, el tiempo de las canciones ligeras y los drive-ins con camareras en patines y gramolas luminosas, en los que la clase y el estilo era una virtud y una filosofía de vida. Y eso son los discos de Duffy, ejercicios melancólicos, en los que las baladas se lloran con una sonrisa y las más alegres se bailan con nostalgia. Y esto es Endlessly, una maravilla de preciosas letras y ritmos retros, interminablemente elegante e ingenuo y que, sin un Mercy que le haga llegar a las masas, se ha visto tocado por la falta de interés hacia una artista que merece mucha más atención. Y atención a  Don´t Forsake Me y a Hard for the Heart que cierra el disco. Lo dicho, auténticas joyas.

Nº 7: Kylie Minogue, Aphrodite. En efecto, la gran diva australiana, la reina de lapista de baile volvió este año con más fuerza que nunca, y su resultado es probablemente su mejor disco con permiso de Fever. Con este Aphrodite ha conseguido hacer del dance una experiencia emocional. Cada canción desborda sentimiento, escuchar este disco es un atuéntico placer para el esqueleto y el corazón. Desde la llegada de su fantástico single All the Lovers y su icónico videoclip, la Minogue nos avisaba a todos de que volvía para quedarse todo el año con nosotros en un disco que, como la diosa del título, irradia belleza por los cuatro costados y amor hacia todo lo hermoso, como ella misma canta.  Y es un disco que resume en esencia lo que es la maravillosa cantante: no es sino la más indicada para sacarnos a todos a bailar, pero con gusto, conscientes de lo que estamos escuchando. Porque ante perlas como las que componen el CD surge el dilema: ¿las bailo como se merecen o me paro a escucharlas, hipnotizado por su belleza melódica? Y eso sucede en sus dos primeros singles el mencionado All the Lovers y Get Outta My Way, así como en las más atmosféricas Closer e Illusion. Puede que haya dejado atrás en este disco su afán por innovar como hizo en canciones como Slow en Body Language, pero la vuelta a la diversión te ha sentado a la perfección, Kylie.


Nº 6: M.I.A, Maya. He de confesarlo: salvo excepciones particulares como su genial Paper Planes, nunca me ha gustado la indescriptible y podría decirse que unánimemente alabada M.I.A. No me llega a encandilar su música, ni le veo la genialidad que muchos le encuentran. Sin embargo, con este Maya llegó la polémica, y algunos decidieron que tal vez se trate del peor disco de M.I.A. mientras que otros la ensalzaban más que nunca. Y de pronto me lanzo de cabeza a defender a una artista que hasta ayer ni siquiera me caía bien. Porque sí, ha creado un disco definitivamente feísta, en el que puede que no todas las canciones funcionen igual de bien, pero nos encontramos con una obra decididamente demoledora y contundente, decidida a aplastar todo lo que se encuentre por delante. Su nuevo disco es una fuerza de la naturaleza, en apariencia incontrolable, pero muy bien dirigida, por este, ahora sí, auténtico genio que es M.I.A. Iconoclasta y rebelde, valiente hasta el extremo, extremista en su valentía, este disco es una bomba de relojería que nos explota a todos. Born Free es una maravilla del siglo XXI, una auténtica gozada. Escuchen a M.I.A., nunca es tarde para descubrir el talento absoluto. Advertencia: dudo que alguien salga indemne.

Repóker de Ases. Puestos 5-1.


Nº 5: Sia, We Are Born. Con este nuevo disco, ya puedo decirlo sin temor a arrepentirme. Adoro a Sia. Ha sido desde que la empecé a escuchar, la confirmación de que otro tipo de música es posible. Y sí, sé que no es tan radical ni nuevo lo que hace, pero hay algo en la dulce inocencia de su música que contrasta con la potencia de su voz y que a la vez asienta un tono, un ambiente concreto en sus discos, que es el de la creatividad pura sin nunca forzarla, su música es como lo que la plastilina y las construcciones de cartón son para la escultura o la tecnología: auténticas monadas. Y ya perdonaréis el tecnicismo, pero es que es así y no hay otra manera de describirlo, la música de Sia es adorable. Y es adorable porque su frescura, su naturalidad, parecen salir de la necesidad humana de ser feliz, de sentir. La música de Sia confirma la organicidad de la música en general: el ser humano necesita la música para vivir. Y así surgen las composiciones preciosas de Sia, que prestan atención a cada detalle, a la evolución de la emoción de forma natural. Y así, es imposible describir, la fuerza que te invade cuando escuchas Stop Trying, Cloud o Never Gonna Leave Me. Los discos de Sia se escuchan y de pronto estás en un mundo donde todo es posible gracias al poder de la imaginación y de los sueños. Y un sueño es este nuevo disco de la australiana, que no tiene desperdicio. Gracias, mil gracias Sia.

Nº 4 Charlotte Gainsbourg, IRM. El disco es suyo y por eso figura aquí, pero esta maravilla es frutode la colaboración entre la artista francesa y el talento de Beck, que escribe y le hace las voces a la Gainsbourg. Compuesto a partir de esas IRM (Imágenes de Resonancia Magnética), es decir, a partir de los sonidos de la máquina que se adentra en tu cabeza, y que hicieron lo propio en Charlotte tras sufrir un accidente, nos encontramos en un disco del subconsciente, muy surrealista y lynchiano, de excelente producción, en el que comienza primando un sentido del humor muy particular para finalizar cada vez más oscuro. Combinación perfecta de la dulzura de la francesa, poliédrica y repleta de matices en su voz; y del tono y las guitarras de las canciones de Beck, la obra además hace concesiones a la tradición francesa, un irónico homenaje al señor Gainsbourg con Le Chat du Cafe des Artistes, que recuerda a la mejor canción ligera francesa pero repleta de melancolía; así como al folklore de la América profunda. Un disco repleto de claroscuros, obra de dos mentes geniales y preclaras apasionadas por los viajes musicales. 

Nº 3: Joanna Newsom, Have One On Me. Con todos ustedes la gran esperanza blanca del folk, del indie, del pop barroco más minoritario. Joanna Newsom, la bellísima cantante que ha aportado la dosis necesaria de glamour a estos géneros musicales, es un adelantada a su tiempo, como demuestra con la música compuesta para su nuevo disco que no es sino un triple CD, una obra megalomaníaca y operística, llena de ambición con toques de musical retro. Lo que compone esta mujer está más cerca del modernismo, de la belleza lírica y exótica de una instrumentación sin precedentes (hipnótico el uso del arpa) con letras crípticas pero de innegable poder, que nos trasladan a mundos irreales para transmitirnos muy reales emociones, siempre envueltas en el enigma y el misterio. Referencias medievales, a cuentos de hadas y mitos, rabundantes recursos poéticos... Pero lo más mágico es su voz, la voz cautivadora y sin igual de Joanna. Nunca habéis oído una igual, ni en su dicción ni en su timbre, capaz de ser inocente y arrebatadoramente sexy y provocadora.  Las dieciocho canciones que componen el triple CD son un viaje mágico a las turbulentas emociones de una princesa y su contacto con las tierras, tiempos y músicas pasadas, un viaje que da cabida a toda la belleza de este mundo, que reside en un rostro y una voz. El de la maravillosa Joanna. Good Intentions Paving Company es la canción definitiva de este precioso disco. No se puede ser mejor.

Nº 2. Janelle Monáe, The ArchAndroid. Dos ojos que iluminan el mundo con su energía. Un tupé que ya ha sentado precedente. Unos pies que no paran quietos. Y una voz que arrasa y cautiva. El terremoto se ha desatado. Janelle Monáe es y su disco The ArchAndroid es nada más y nada menos que el paradigma de la pasión por la música y la energía desatada. Su disco, está lleno de referencias pasadas pero mira al futuro y el sonido es mil cosas pero es enteramente nuevo. Son dos suites de un espectáculo futurista que no hace ascos a películas, tendencias, viejas glorias de la música y su propio estilo para construir una máquina con vida propia: sus propias canciones, perfectamente hiladas unas a otras como los engranajes que componen su androide que nos ha conquistado. Sus piezas son simplemente enloquecedoras y contagiosas, que desatarán pasiones enfermizas en quienes la escuchen, con, entre otros síntomas, la imposibilidad de parar de bailar. Impagables son las colaboraciones con Big Boi en Tightrope y sobre todo con Of Monreal en Make the Bus. Atención con Cold War, un auténtico himno inspirado en James Bond, de una potencia que no debe describirse sino escucharse. Janelle Monáe es sin duda una de las estrellas definitivas del 2010, y una poderosa inspiración para artistas posteriores que necesitan lo que a esta chica le sobra: capacidad de innovación y un entusiasmo apabullante.

Nº 1: Robyn, Body Talk. Porque no podía ser de otra manera. Porque a lo largo de las distintas partes que componen su Body Talk, Robyn nos ha acompañado todo el año, mostrándonos con un amor y cariño inusitados cada nueva canción como si de hijos se trataran. Porque lo que ha hecho con la música electro y dance no tiene comparación. Porque le ha brindado emoción, le ha quitado los tópicos y le ha dotado de letras arrebatadoramente modernas y pasionales. Porque es una imagen de su tiempo, de lo que la música comercial, en constante peligro de autoinmolación debería hacer: lavarse la cara, gritar al mundo con nuevos sonidos, conquistarlos con frescura y mediante nuevos sonidos, con coherencia, con inquietud y con unas ganas endiabladas de divertirse, de bailar y por el camino de emocionarnos a todos. Por demostrar que el pop puede ser sofisticado e intelectual y una cantante pop puede ser inteligente y original. Por Dancing on my Own, que nunca morirá, por Indestructible, por Hang With Me, por Don´t Fucking Tell Me What to Do, por You Should Know Better(genial colaboración de Snoop Dog) o Love Kills. Por atreverse con pop, electro, dance, hip hop... Y poder con todo. Porque tiene un estilo único, una voz irrepetible y un sentido de la musicalidad arrebatador, Robyn es la número 1 indiscutible de 2010.

Y próximamente...Cuarto y último apartado: LAS BANDAS



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