viernes, 11 de febrero de 2011

...2010 in Review. The Music (Part 2)


Y seguimos, tras un largo y doloroso paréntesis, con el repaso de lo que dio de sí el 2010 musicalmente. Y ahora sí, hablemos de artistas que presentaron sus trabajos el año que dejamos hace algo más de un mes. Y por no respetar la convención, comencemos con...

2010 en Resumen. La Música. Parte 2: Mejores Artistas Solistas Masculinos

Aquí los tenemos, estos son los once hombres del 2010 que me cautivaron el pasado año. Y como en la variedad está el gusto nos encontramos algún artista patrio, tenemos música electrónica, experimental, indie, pop del de toda la vida, rap de ese en el que creía que no creía... Once joyas para el recuerdo en un año fecundo en calidad musical, y en el que, si hay que buscar un denominador común al grupo de hombres, ése es el riesgo extremo y la emoción que desprenden unos trabajos honestos y totalmente imprevisibles incluso en los trabajos más insospechados. Tras largas luchas internas, aquí tenemos el top ten con una mención de honor. ¡Disfrútenlos y escúchenlos!

Mención de Honor: Brandon Flowers, Flamingo. Porque sin ser un disco perfecto, creo que Brandon Flowers ha aportado algo en su carrera en solitario. Se le ha tachado de ególatra por este trabajo suyo prescindiendo del resto de The Killers, pero a mí su Flamingo me ha convencido más que sus discos con la banda de marras. El resultado final aparece envuelto por una fina melancolía muy agradable, su voz me parece que suena mejor que nunca, dotando a cada letra de sensibilidad. Y lo que siempre es positivo en quienes se independizan de sus raíces, se ve defender al artista cada tema con energía y compromiso nunca vistos. De este modo, Flowers nos regala un álbum pop pasteloso pero muy muy disfrutable, elegante, con clase y un tono que puede recordarnos a The Killers, pero ¿acaso no es lógico? No quería dejar el repaso del año sin reivindicar una iniciativa no muy bien acogida en general, de un artista que aún tiene mucho que decir. Esperemos que le dejen. Recomiendo el ya bastante escuchado Only the Young, Jilted Lovers & Broken Hearts o Was it Something that I Said?, además de este Crossfire, videoclip con famosa, que es una chorradilla que me encanta:



 Nº 10: Neil Young, Le Noise. ¿Cómo se aguanta más de cuarenta años haciendo música? Una buena opción,desde luego, es sonar en cada disco con la pasión de quienes empiezan, sin dejar de sorprendernos con un talento que ha ido madurando año tras año. Y eso es lo que hace Neil Young con cada trabajo, nos soprende con su valor, con sus ganas de experimentar con sus guitarras. Atrás quedaron los tiempos de Unknow Legend, este disco no es para nostálgicos. Profundamente eléctrico, así es como ha vuelto Neil Young en las ocho preciosidades que componen este nuevo álbum turbulento, lleno de contradicciones, de armónicas disonancias... Pero sin dejar de ser nunca profundamente íntimo. Un disco desnudo, voz y guitarra, pero lleno a rebosar de momentos inolvidables. Y como yo soy de esos nostálgicos del Unknow Legend, no puedo evitar recomendar su paréntesis acústico entre tanta electricidad: Love & War es inmensamente hermosa.


Nº 9: Iván Ferreiro, Picnic Extraterrestre. Querido Iván: Nunca me va a gustar tu voz, de hecho, siempre me ha pasado que cuando te oigo siento que me caes mal. Son neurosis mías, pero tu voz me pone muy nervioso. Y por eso, aunque se supone que tenías que gustarme, nunca lo has hecho. Pero algo ha pasado en este Picnic Extrarrestre. Tal vez, chascarrillo incluido, me hayas abducido de alguna manera, porque el caso es que tu voz sigue haciendo que quiera asesinar a gatitos por las calles para calmar mi ansiedad, y tus letras siguen teniendo ese punto pretenciosillo que me mosquea, porque a veces no dejan de ser sonrojantes de tan obvias. Pero me ha encantado encontrarme con otra cara de tu mala leche, tu sentido del humor renovado, y cómo dejas entrever canción a canción tu lado más honesto y personal, de pronto te siento más sincero que nunca, me soprendo cantando tus canciones, me río con tus letras (clímax absoluto en Relamida), me conmueve el rumbo que toman tus melodías (Puro nervio)... Este picnic ha sido una cita verdaderamente agradable, marciana y tal vez por eso muy humana. Ya estoy deseando que vuelvas a llamar.



Nº 8: Caribou, Swim. Pero para extraterrestre, el viaje que nos propone Daniel Victor Snaith, hombre multidisciplinar que se encuentra tras Caribou. Mucho más oscuro que su anterior Andorra, este Swim es una zambullida profunda a un mundo psicodélico y evocador, un viaje a través de la electrónica más cuidada que en el momento más inesperado nos sorprende con una canción cuyo sentimiento y delicadeza nos dejan tocados y absolutamente conmovidos para el resto de tan peligroso viaje (en mi caso, Found Out). Peligroso porque para quien no le guste la electrónica, ni siquiera auténticas delicatessen como ésta, saldrá queriéndose taladrar la cabeza, o tal vez piense que la musica de Caribou lo ha hecho mejor que cualquier perforadora. Y peligroso también porque la comunión con el prodigioso caos que tan perfectamente a ordenado nuestro músico matemático preferido puede ser tal que la emoción desborde. En mi caso, soy suyo desde la perfección de ese Odessa inicial, que se ha convertido para mí en uno de los himnos del 2010.



Nº 7 Eminem, Recovery. En una publicación se hacían eco de la siguiente pregunta: ¿cómo debería sonar un disco Eminem en la era post-Eminem? Complicada parecía la respuesta por la falta de un álbum del rapero a la altura de las circunstancias (siendo éstas el grandioso The Eminem Show) pero ésta por fin ha llegado a base de mucho humor sobre su propia persona,  grandes dosis de autocrítica (impagables sus citas a su anterior disco, Relapse), y sobre todo, no renunciar ni a uno solo de sus excesos: toda la teatralidad y melodramatismos que son ya marca registrada del cantante (no en vano es lo más cercano en divismos a una versión masculina de Barbra Streisand, incluyendo a la propia Yentl) se dan en esta obra de épicas proporciones. Álbum inmensamente largo pero que se escucha en un suspiro, gracias a la pasión intacta del artista, a esas mezclas inspiradas (No Love y el sorprendente tema final en el que se atreve con You Don´t Own Me), y a colaboraciones legendarias (al inolvidable dueto con Rihanna cabría añadir la más dinámica aparición de Pink). Pero es en el propio Eminem en quien encontramos su estrella y genio tras cada canción. Los momentazos son incontables, por nombrar algunos, Space Bound, On Fire, Cinderella Man, o ese espectacular single que anunciaba su vuelta y que puede que sea su mejor canción hasta la fecha: Not Afraid. 

Nº 6. Jónsi, Go. Y aquí, a las puertas de los cinco grandes, nos encontramos con otro que está casi recién estrenado en navegar en solitario tras el éxito de su banda Sigur Ros. Pero a éste le han ido mejor las cosas que al señor Flowers. Go ha sido aclamado casi por unanimidad. Y no es para menos, Jónsi sigue superándose a sí mismo sea solo o en compañía, consiguiendo siempre lo impensable: regalarnos sonidos absolutamente nuevos. Y este Go sigue con tan maravillosa tradición por la que le estamos profundamente agradecidos. Un disco que rebosa creatividad e imaginación, ganas de arriesgar y un infinito amor por la música y expresar sus emociones con ella. De nuevo sonidos épicos, profundamente enérgicos, otros con profunda carga emocional. Nos sorprende con el uso de una instrumentación apoteósica  que hace las delicias de todos los que lo oímos, que nos quedamos sobrecogidos por el poder del islandés. Doble puntuación por su contribución a Cómo entrenar a tu dragón con una canción inolvidable y adrenalítica que capta el espíritu de la genial película. Bravo Jónsi, un disco redondo. 


Nº 5. Bunbury, Las Consecuencias. Un amigo, con quien primero oí este disco en su plenitud (lo oímos dos veces seguidas), dijo a mitad del álbum "¿pero quién  ha dejado esta vez a Bunbury?", no sin cierto cachondeo. Pero si ya estábamos acostumbrados a su aridez y dureza en sus letras, nunca nos lo habíamos encontrado con este grado de pesimismo, con este afán casi autodestructivo. A mí siempre me chirría cuando un artista dice que el que acaba de grabar es su álbum más personal. "¿Pero eso no lo dijiste ya del anterior?" . En este caso sin embargo creo que el trabajo de Bunbury es a alma descubierta, totalmente vulnerable, desnudo, complementado por esa inclinación absoluta por lo acústico, como ha dicho él mismo, es un disco de cámara, muy sencillo en la forma, de mensajes muy contundentes, devastadores, de profundo arrepentimiento y fatalismo ante lo ya irreversible, como bien reflejaba su primer single, esa preciosa versión del Frente a Frente. Y consigue que todos nos identifiquemos. Pone sobre la mesa sus propios errores, y los hace de todos nosotros, recordándonos lo mucho que le debemos al amor. Un disco de una preciosidad extrema, de tiempo muy lento, de letras demoledoras, de un tono solitario, misterioso, crepuscular, triste, pero como el mismo canta: ¿por qué siempre conviene alegrar a la gente?Probablemente el mejor disco del aragonés. Grande Bunbury.

Nº 4: Sufjan Stevens, All Delighted People & The Age of ADZ. Cuando uno solo de cualquiera de los dos discos que sacó al mercado el pasado 2010 le hubieran sido más que suficientes para figurar en cualquier lista del año, Sufjan Stevens nos regala dos auténticas obras maestras a cada cual más adictiva y arriesgada. Porque eso es lo que destaca en las dos nuevas entregas de Stevens, si bien podría haber seguido los terrenos ya transitados en sus anteriores trabajos, que le hubieran garantizado un éxito seguro, este artista absoluto es un inconformista nato e insaciable, y se lanza en picado en All Delighted People a su particular homenaje a "The Sound of Silence" de los Garfunkel, para luego realizar un mortal sin red en The Age of ADZ, en el que lleva a cabo su propia película ochentera de ciencia ficción. Un CD que es como un cómic, una auténtica aventura que requiere de cien mil escuchas y todavía no se descubre en su plenitud. Canciones que pasan de los veinte minutos y que no les sobra ni un segundo, auténticas marcianadas irresistible y llenas de corazón, que nos han conquistado en su grandiosidad y delicadeza paralelas. Escuchar sus nuevas obras es como ir desenterrando un tesoro. Bienvenido sea el nuevo Stevens y su ópera futurista.

Nº 3. LCD Soundsystem, This is happening. James Murphy se ha superado a sí mismo, y crea su obra maestra. Y van... No en vano digo que éste ha sido una maravilla de año para los melómanos. Un disco rebelde y elegante a partes iguales. Murphy no renuncia a su idiosincrasia y firmaba un disco con canciones que no querían ser singles, ni grandes éxitos, pero que no pudieron evitarlo, eran demasiado poderosas, y resultaron una de las sensaciones del año (aunque no se oyeran mucho en nuestro país). Tampoco quería ponerse sensible o emocionar, pero le salió el tiro por la culata con esa conmovedora All I Want o cuando suplicaba  I Can Change. Auténtico fenómeno que resulta brillante en su concepción y resultado, nueve canciones que no son sino un mosaico de estados de ánimo tan contradictorios y tan cautivadores como su propio artista. De pronto el dance nos muestra su lado más sensible como el más rompedor e iconoclasta. Eso sí, su ironía y gamberrismo siguen a la orden del día. ¿Canciones que rompen pistas y encogen el corazón? Pongan This is Happening. No sé creerán lo que sucede.

Nº 2: Mark Ronson, Record Collection. Ojito con éste, dos días más e igual lo encontramos presidiendo la lista. No me canso de escucharlo, este disco es la adicción personalizada. Puede que sea algo muy personal, pero a mí me tiene enamorado, su frescura, su arrojo, su eclecticismo y anarquía musical... Es como estar en una máquina del tiempo que no para quieta. Es sesentero, setentero, ochentero, noventero, futurista, retro... Pero todo con una coherencia y solidez incontestables. Y soy incapaz de elegir mi canción favorita sin nombrar a medio disco. Algunos igual lo consideran un poco trampa, porque no es solista en el término estricto de la palabra, pero no nos engañemos, el único responsable de este absoluto prodigio es el genio de Mark Ronson. Él ha traido a la Pippette Rose Elinor Dougal que realiza su mejor contribución musical a la fecha en tres canciones de un delicioso aire retro años sesenta tan cool, él convoca a Amanda Warner para demostrarnos su poderío en electrónica en la genialísima Bang Bang Bang, y sobre todo, él ha resucitado a Boy George, a la leyenda de los ochenta para Somebody to Love Me, una canción que dice tanto del astro que nos conmueve y nos lanza a bailar a partes iguales. Él ha creado el disco más completo, un ejemplo de lo que hace la unión de los artistas acertados con la musica perfecta. Es un disco para mil generaciones que derrocha pasión y ritmo endiablados. Olviden al mediocre del Guetta, Ronson ha llegado, larga vida al rey.

Nº 1 Kanye West, My Beautiful Dark Twisted Fantasy. No podía ser de otra manera. El año le pertence. 2010 es de Kanye, él tiene el "Power". Lo tiene desde que oímos a Nicki Minaj recitar a Roal Dahl hasta que hace suyos a Bon Iver acompañados por una inspirada Alicia Keys. Cómo abarcar en unas líneas un disco inabarcable. Kanye, tras alguna que otra actuación de mal gusto en el pasado reciente (aunque nunca veré reivindicar Single Ladies sea del modo que sea como de mal gusto), se imponía a sí mismo un disco con las miras muy altas, cuyas pretensiones podrían haberle proporcionado un fracaso absoluto. Pero quien no arriesga no gana y he aquí la maravilla absoluta del año pasado: una celebración, una elegía, una ópera, un desengaño, un himno, una discusión, una amenza, una declaración de intenciones... Cada canción se vuelve icono, cada single resultaba mejor que el anterior hasta fraguar un disco perfecto. Para siempre persistirá esa reunión de innumerables y heterogéneos artistas ( Fergie, Rihanna, Elton John...) para cantar cómo es el mundo sin Michael Jackson en All of the Lights; así como esas palmas que respaldan a nuestro héroe mientras gritan "Power!" en la canción del mismo nombre ( I was the obamanation of Obama´s nation). Y por supuesto, una de las canciones que mejor describen e ilustran un desengaño amoroso: la inconmensurable Runaway, que da nombre también al portentoso y poético audiovisual de media hora que acompaña al CD y que recoge fragmentos de las cancones que lo acompañan Me dejo grandes momentos para vuestro descubrimiento, si aún no lo habéis escuchado. Es un disco que resume el ahora, que rebosa vida y buena, buenísima música.

Estas son mis elecciones. ¿Cuáles son las vuestras? ¿a qué hombres cantantes habéis escuchado durante el pasado año? ¿qué descubristeis? ¿qué pensáis de estos discos?

Próximamente... Las DAMAS.

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