jueves, 13 de enero de 2011

...Spellbound!

                          
  Recuerda, de Alfred Hitchcok, nos muestra algunos de los momentos más vanguardistas y experimentales, así como visualmente fascinantes del director. A la legendaria escena del sueño, inspirada en cuadros de Dalí, por la que resuenan también ecos de Magritte y Chirico, u otros surrealistas como Buñuel, hay que añadir un momento final extraordinario, de gran tensión. Pero eso no sorprende en el creador, lo que sí lo hace es la muy moderna resolución de dicho momento final, con esa pistola siguiendo a la Bergman y acabando en el espectador. Hitchcock se adentra en el psicoanálisis a través de puertas que se abren para dar paso a una luz que paradójicamente no nos deja ver, penetra en el subconsciente de Gregory Peck a través de marcas de tenedor en un mantel, de las costuras de una sábana o de un vaso de leche que se abalanza sobre él, que le sumerge en esa blancura que le tiene cegada la consciencia. Estamos ante la peligrosa historia de un hombre cuya vigilia es dominada por su subconsciente, y éste es un mundo que no entiende, que le confunde y asusta. Hitchcock aborda temáticamente este submundo con maestría y simbolismo,  y mediante la ayuda inspiradora de Dalí y de una prodigiosa banda sonora, de las mejores de su filmografía, que tiene ese poder de imbuirnos en la espiral de los recuerdos reprimidos; le añade si cabe un mayor componente onírico, de enigma y misterio del que ya tienen las atractivas teorías de Freud. Y lo hace sin renunciar a sus intrigas criminales, románticas y conspiranoicas; ni a ese maravilloso e inteligentísimo sentido del humor, con una pareja de actores en estado de gracia: da gusto ver a una Bergman inusualmente independiente y fuerte de carácter y cómo su enamoramiento no la hace sino más fuerte e inteligente; y Gregory Peck está genial como el misterioso sospechoso. Por no olvidarnos de la aparición de... ¡Chéjov! Cuya creación del maestro de Bergman le valió una nominación al Óscar y a los espectadores el recuerdo de un genial secundario del universo Hitchcock, muy divertido, y protagonizando una de las más angustiosas escenas de la película.Y la afición de Hitchcok por el detalle en cada plano para enriquecer el suspense, por sumergirnos en historias donde lo que no podría ser creíble es perfectamente verosímil, y cuyo ritmo es endiabladamente ágil; esa costumbre en Hitchock es la que nos hace adorar el cine, amar las películas y disfrutar sufriendo, como en la maravillosa escena del esquí en la montaña. Pero aquí el maestro alcanza cotas de perfección visual que dejan al espectado anonadado. No he encontrado todas las imágenes que deseaba, y casi todas las disponibles son del momento del sueño en cuestión, pero os dejo con unas cuantas. Disfrutadlas. ¡E intentad ver la peli!














2 comentarios:

  1. la sexta imagen es una de mis favoritas de Dalí; el mundo de los sueños es maravilloso e indesdifrable. que se pas que te sigo pequeño crítico. esterNasco

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  2. Muchas gracias por segurime, genialísima esterNasco!! Adoro a Dalí, y esta peli es genial. Por cierto ya te diría Marta que cierta portada para el Heraldo es una pasada, y que tienes que estar muy orgullosa, me encantó!! Enhorabuena!

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